Hace
un tiempo me hablaron de algo muy curioso. Me contaron una noticia un tanto
sorprendente, sobre un estudio que llegaba dede EE.UU. concretamente de la Universidad de
Princeton.
La
noticia es llamativa porque se habla de unos simpáticos monos. De la familia
de los primates, estos monos titíes son los grandes protagonistas de este post.
¿Quién
no opina que estos monos sean simpáticos? ¿A quién no le parecen que son
graciosos? Claro que lo son, pero lo que más destaca es una cualidad que muchos
de nosotros, como humanos, nos falta o hemos perdido por el camino: la
educación que tienen entre ellos durante su conversación.
Mucho
más civilizados se muestran a la hora de respetar el turno de palabra entre ellos.
Increíble, ¿a qué sí? Pero los investigadores de la Universidad mencionada
anteriormente, han observado que esta clase de primates tiene unas normas de
educación durante sus conversaciones muy parecidas a las de los humanos. Bueno…más
bien, parecidas a las de algunos humanos. Se ven mucho más civilizados que algunos
tertulianos de los programas de televisión.
Son
capaces de conversar educadamente, mostrando respeto y silencio cuando otro se
encuentra interviniendo en la conversación.
Muchos
de nosotros deberíamos coger ejemplo ya que hay muchas personas que aún no han
sabido evolucionar en ese aspecto y siguen pisoteando las conversaciones de los
demás.
El
tití es un primate sociable y amistoso. Tiene una forma de comunicarse muy
parecida a la nuestra y emite sonidos vocales. Esto es lo que permitió a los
científicos formular la siguiente hipótesis: los monos titíes podían mantener
un autocontrol y respeto a sus semejantes.
Hicieron
una prueba, colocando a diferentes primates de esa misma raza en las esquinas
de una habitación. No podían verse, sólo oírse. Mantenían una conversación y
fueron observando que había turnos de palabra, con un intervalo de cinco
segundos tras cada respuesta.
La
investigación tenía como objetivo principal, estudiar los orígenes evolutivos
de la comunicación entre los miembros de un grupo, lo que nos lleva a afirmar
que es un excelente modelo animal que nos puede ayudar a localizar el por qué
de ciertos trastornos en la comunicación humana.
¿De
verdad todos hemos evolucionado de la misma forma en este aspecto?
Yo
creo que no y, ciertamente, a las pruebas me remito. Muchos tertulianos que nos
deberían marcar el ejemplo a seguir así como otros tantos expertos en
comunicación, tienen que tomar nota del comportamiento de estos pequeños y simpáticos monos.
Esperaremos pacientemente a que sea así y nos ofrezcan unas intervenciones en
los que sí se respeten los turnos de palabra. Bueno…no solo los turnos de
palabra, sino la base de toda comunicación, que es una buena educación.
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